La transformación digital lleva consigo un cambio no solo tecnológico, sino que implica también la necesidad de adoptar nuevas aptitudes tanto por parte de las personas físicas como por la reinvención de los procesos y estructuras organizacionales. En ese sentido, la transformación digital “no está enfocada a la tecnología utilizada, sino en utilizarla para lograr los objetivos marcados”.
La transformación digital no está enfocada a la tecnología utilizada, sino en utilizarla para lograr los objetivos. Los mayores retos de este proceso obedecen a un cambio en la cultura corporativa y los modelos de negocio dentro de las organizaciones. En este sentido, la mayoría de los proyectos de digitalización empresarial apuesta por la mejora de las relaciones con los clientes a través de la apertura de nuevos canales que optimicen la labor comercial. IMPLICACIÓN COMPLETA Sin embargo, este cambio hacia lo digital se produce, en muchas ocasiones, de forma aislada y desconectada del resto de la empresa.
En ese sentido, las organizaciones deben ser capaces de implicar a todos sus equipos, apoyados desde dirección para alcanzar este cambio digital, comprometiendo a toda la organización para hacer realidad ese cambio Todos estos cambios dentro y fuera de las organizaciones (la capacidad de conexión entre personas, empresas y la disponibilidad masiva de información) conlleva el replanteamiento de la figura del vendedor hacia un nuevo perfil.
El nuevo profesional de las ventas debe ser capaz de manejarse en el entorno digital, convirtiéndose en un experto en la escucha activa, creado propuestas comerciales que hagan más competitivos a sus clientes. Lo cierto es que el flujo natural y clásico de la venta se ha invertido. Ya no empezamos con el producto para luego convencer y facturar, sino que entendemos al cliente, le atraemos con nuestra propuesta y al final, generamos la venta. Con la revolución digital asistimos ante la venta infi nita donde las necesidades son individualizadas y necesitan soluciones adaptadas.
EL CLIENTE, PUNTO DE PARTIDA Es necesario ser conscientes de que transformación en los equipos de venta precisa ciertos parámetros que caracterizan a la nueva venta. En este nuevo escenario el cliente se erige como líder en la relación entre vendedor y comprador. De hecho, los vendedores han perdido el monopolio de la conversación con el cliente por el nuevo acceso digital a la información. El cliente ya conoce el 70% de la información que necesita para decidir su compra antes de tener el primer contacto con el vendedor. El nuevo profesional de la venta debe ser experto en aportar soluciones. Ya no basta con transmitir información sino que el vendedor debe ser un experto capaz de entender a sus clientes y ofrecer soluciones adaptadas.
Este posicionamiento de vendedor como experto dependerá de la autoridad y notoriedad que consiga en la red. Si los contenidos que comparte son de calidad, los clientes lo tendrán como referente y seguirán abiertos a compartir información ya que obtienen un retorno. La venta ha pasado de ser una transacción a ser una conversación.
La conversación ya no gira sobre lo que el vendedor quiere vender sino sobre cómo el vendedor ayuda a su cliente a ser más competitivo. El vendedor digital empieza su venta en la red antes de que el cliente haya ni siquiera pensado en comprar su producto; debe participar y liderar la conversación ya existente sobre su producto, con el objetivo de entender las necesidades reales del cliente para poder ayudarle.
SE IMPONE EL PERFIL CREATIVO La digitalización pone de relieve la diferencia entre aquellos vendedores normales de los que obtienen resultados extraordinarios. Estos últimos se caracterizan por ser capaces de cuestionar la realidad de sus clientes para crear dinámicas distintas y adicionales. Son creativos porque les mueve un propósito que impulsa la búsqueda de la solución original y correcta en el momento correcto y adaptada a la necesidad de su cliente. Además consiguen que suceda la acción suceda poniendo por encima las metas a los miedos
Este perfil de vendedor excelente se potencia de manera exponencial gracias a las nuevas plataformas y herramientas digitales. Los que ya actuaban bajo estos principios, lo seguirán haciendo pero ahora de manera más sencilla, utilizando menos tiempo, con más efectividad y con más visibilidad. Los que no lo hacían por incapacidad o desconocimiento, ahora no tendrán excusa ya que disponen de infinitas herramientas digitales que les ayudarán a implantar estas conductas, necesarias para adaptarse a las nuevas exigencias del mercado.
La relación entre una economía sólida ante los embates internacionales y el consumo de productos nacionales es enorme.
La cadena de beneficios que el consumo de productos hechos en México implica para los propios mexicanos es enorme. Si bien un criterio fundamental al momento de elegir un producto o servicio es su calidad, te invitamos a que consideres como otro aspecto decisivo el hecho de que sean productos elaborados en el país (o servicios brindados por empresas mexicanas). Aquí van una serie de argumentos, por cierto bastante buenos, con el afán de convencerte.
Antes de compartirte las 10 buenas razones, vale la pena mencionar que según cifras del INEGI en México hasta el 72% de los empleos formales los generan Pymes (pequeñas y medianas empresas), que generalmente ofrecen servicios o productos nacionales; de todas las empresas registradas en México el 99.8% son Pymes, por lo que el crecimiento económico del país depende enormemente del fortalecimiento de estas empresas. Y cuando compras productos o servicios nacionales estás propiciando, en pocas palabras, el sustento de la mayor parte de la población económicamente activa.